Un intrépido San Bernardo se llevó la peor parte después de un encuentro con un puercoespín defensivo.
El canino, conocido como Ruckus, sufrió impactantes heridas cuando su cara y papada fueron perforadas por innumerables púas durante un incidente el mes pasado. Fue entregado al refugio de animales Lollypop Farm en Nueva York, donde recibió el tratamiento necesario.
Desde entonces, la historia de Ruckus ha sido compartida en el sitio web y la página de Facebook del refugio, incluyendo impactantes imágenes de las púas atravesando su piel y sobresaliendo incluso desde el interior de su boca.
“La segunda imagen, donde se ven las púas en la boca, da miedo”, comentó alguien en Facebook, mientras que muchos otros la describieron como “muy triste”.
Afortunadamente, el equipo veterinario pudo retirar las púas del perro herido de manera segura y comunicaron a un usuario de Facebook que el procedimiento duró aproximadamente dos horas.
“Ruckus fue anestesiado para que estuviera cómodo y sin dolor cuando nuestro veterinario le quitara las agujas”, escribió el refugio.
Los dueños anteriores informaron al refugio que no era la primera vez que Ruckus se enfrentaba a un puercoespín.
Ruckus fue entregado para tener “una segunda oportunidad en un nuevo hogar, donde no tendría encuentros tan desafortunados”, afirmó Lollypop Farm en Facebook.
Según el sitio web del refugio de animales, los puercoespines pueden tener más de 30,000 púas.
“Contrariamente a la creencia popular, los puercoespines en realidad no pueden ‘disparar’ sus púas, pero un simple golpe de su cola a un perro que se ha acercado demasiado es suficiente para liberarlos”, afirma el sitio web.
El refugio agregó que aunque los animales pueden desprender sus púas fácilmente, son difíciles de quitar una vez alojadas en otro animal.
Afortunadamente, Ruckus se recuperó de la terrible experiencia y ya encontró un nuevo hogar.
“Estamos muy felices por Ruckus y esperamos que nunca más se cruce en el camino de un puercoespín”, escribió el refugio en Facebook. “¡Que tengas la mejor vida que jamás hayas tenido, grandullón!”